La primavera

Imagen -Lilo- autora: Luchy Polo
acuarela s/papel



Dicen que la primera infancia marca de forma indeleble al individuo. En lo que soy consciente me siento afortunada. Aún siendo “del foro”, no tengo la sensación de haber habitado en una urbe agobiante, ensordecedora e impersonal.

Rodeada de importantes pulmones verdes tuve la ocasión de disponer de enormes zonas de juego donde correr, tirar piedras, deslizarme por montañas de tierra, embadurnarme de barro, hacerme heridas en las rodillas, sentir el olor de la tierra mojada, perderme entre pinares y pasear plácidamente por jardines históricos con rincones románticos y misteriosos, en donde podías descubrir especies botánicas ejemplares. Y en las noches de los largos veranos madrileños oír los nada melodiosos cantos de los pavos reales (Pavo cristatus, L. 1758). No creáis que estoy hablando de un entorno rural, no: en la misma M30, en lo que es una terraza del río manzanares a 10 minutos del pleno centro en el barrio de Salamanca.

Pero sin duda la sensación que no puedo olvidar y que casi la revivo cada año en mi memoria, es la primavera. ¿Sabéis ese momento en el que sientes en tu interior que ya ha llegado? No lo he vuelto a vivir en ningún sitio, sólo en Madrid.

La primavera en Madrid es tan bella y luminosa como efímera (propio del clima continental). El poder disfrutar esa sensación es algo único, sensación que entra por los oídos, por la nariz y por los poros de la piel.

Porque la primavera en Madrid llega cuando eres consciente de la algarabía desenfrenada de los vencejos en tropel, que gritan que ya están aquí! que ya han llegado! y con sus piruetas casi suicidas por el aire, mezclada con el frescor de los jardines bien regados, sintiendo que reviven y se hidratan por la mañana muy, muy temprano y el olor dulzón de las lilas (Syringa vulgaris) impregnando tu pituitaria anunciando que hoy ya será un día caluroso y ese rubor en las mejillas que te turba y que te anuncia que en breve empezarás con la rinitis a estornudar.


Esa es mi primavera, la castiza, la madrileña.

¿Cuáles son vuestras primaveras?

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