Un amarillo dulzón



Imagen -Acacia dealbata- autora: Luchy Polo
pastel sobre papel


Llega la época en la que nuestros montes adquieren un aspecto amarillo brillante producido por la excelente floración de las mimosas (Acacia dealbata).

Si nos acercamos a un ejemplar nos sorprende su esponjoso aspecto, producido por las infinitas pequeñas flores que a modo de supernovas parecen estallar.

La ciudad se impregna de un olor dulzón, que se acentúa más en esos días de febrero donde el sol brilla especialmente, ofreciéndonos cálidas horas nonas, aunque sólo sea de forma engañosa e inconstante.

Pero no nos confiemos. Esta especie de nuevo es alógena, procedente de nuestras antípodas, se adapta muy bien y hay que mantenerla a raya pues tiende a ser muy invasiva. Y aunque se utiliza para fijar terrenos degradados, puede llegar a desplazar al matorral autóctono.

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