Imagen -Larus argentatus- autora: Luchy Polo
acuarela sobre papel
Al igual que Caco Senante cantaba “…. Pero que haces tú aquí, una gaviota en Madrid………” nos parece extraño observar éstas aves en zonas de interior: siempre las identificamos como la fauna propia de zonas costeras. Sin embargo, éste grupo de aves se adapta muy bien en terrenos no costeros que tengan algún curso fluvial y una buena zona con aporte de alimentos.
En Madrid se las pueden ver tomando el sol en las cercanías del río Manzanares, incluso en los campos de deportes de la Ciudad Universitaria.
En Madrid se las pueden ver tomando el sol en las cercanías del río Manzanares, incluso en los campos de deportes de la Ciudad Universitaria.
En Ourense son muy comunes, siendo la Gaviota argéntea (Larus argentatus) la que más abunda. No tienen ningún remilgo a la hora de convertirse en carroñeras, por lo que se las puede ver merodear cualquier basurero.
En ésta ciudad, y desde hace dos temporadas (que yo sepa) una pareja ha elegido la linterna de la iglesia Santa Maria Nai para plantificar su nido y criar a los polluelos. Al ser una construcción de granito los pollos quedan muy mimetizados por lo que hay que tener muy hecha la vista para estos acontecimientos para poder identificarlos en las primeras etapas.
Afortunadamente tengo un autentico haid desde mi mesa de trabajo, y con sólo mirar a la ventana observo las andanzas de los pollos cuando empiezan andar dando vueltas por la cornisa que ofrece la linterna.
En una ocasión uno de los pollos con algunas semanas perdió el equilibrio y cayó al tejado que está debajo de su zona de nidificación. Durante más de dos horas el pollo luchó con todas sus fuerzas para remontar las tejas. Esto no es fácil cuando la musculatura y equilibrio aún no están desarrollados. El animal batía sus alas para impulsarse, pero se agotaba y caía rendido. Mientras, sus progenitores no paraban de chillar. Uno se colocó delante del pollo en la dirección que debía tomar, de tal forma que en todo momento el pollo lo podía ver y oir. El otro ahuyentaba a todas las gaviotas que hicieron acto de presencia en el lugar para dar buena cuenta del accidentado con un tipo de chillido totalmente distinto.
Aunque los actos de solidaridad abundan en el mundo animal, no siempre es así, y un pollo en peligro puede ser un suculento bocado, proteína muy nutritiva. Incluso para sus propios congéneres.
En esta ocasión el animal pudo volver a la zona de seguridad, completando su desarrollo hasta poder volar. Dentro de poco, será un pollo de segundo año por lo que se le podrá identificar por un resto de su plumaje de joven en el dorso.
Si observamos nuestro alrededor, con otra mirada, podremos ver bellos acontecimientos que resultan invisibles, y sin embargo suceden.
1 comentarios:
Me encanta cómo escribes... es casi como "prosa poética". Los dibujos son sencillos pero geniales. Te agrego a mi blogroll!!
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