El vive en la piña debajo del mar....

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Imagen -María- autora: Luchy Polo
apunte lapicero y bolígrafo s /papel


Al igual que el arte sirve para expresar ideas, pensamientos y sobre todo emociones, la Naturaleza y los elementos que la integran han servido en muchas ocasiones de actores para difundir esas ideas, adoctrinar, ejemplarizar, enseñar…….. Seguro que todos recordáis las fábulas de Esopo o las de Samaniego, en las que en boca de animales como perros, gatos, cuervos, burros, búhos ponían metáforas, refranes y chascarrillos para ilustrar al respetable.

No es que hayamos cambiado mucho, quizás los valores, y el lenguaje están renovados……… ejem!,………..también los animales. Ahora contamos con un elenco de especies como la esponja perteneciente al filum Porífera o al calamar representante de los cefalópodos y cómo no también a la estrella de mar, representante de los equinodermos. Está claro que a lo que realmente me estoy refiriendo es a Bob Esponja, Calamardo y al poco avispado Patricio. Hablo de ellos porque tengo la sensación que, pongas la cadena de televisión que pongas, a cualquier hora del día, aparece Bob Esponja. Sé que sólo es una sensación, y que probablemente no se ajuste a la realidad, sin embargo así lo percibo y en estos momentos soy incapaz de argumentar si son ejemplarizantes para los chavales.

Actualidad aparte, hoy quiero compartir una pequeña pieza muy personal, en la que una abuela expresa con toda la calidad humana y artística posible, su amor por el mundo natural, creativo y tradicional, y se lo dedica a unos integrantes excepcionales de ese mundo natural, sus nietos, los nacidos cuando ella lo creó y los que nacerían después.

Cuento de la abuelita:
En el país de Percia todas las ranas percianas estaban de fiesta con motivo que a la Reina le había traído la cigüeña una ranita muy mona. El Rey estaba muy contento y dispuso que el día del bautizo, todas las ranas y ranos viniesen a palacio a celebrar tan gran acontecimiento. Habría baile en los salones de Palacio, que viniesen todas las mozas con trajes regionales. Así que todas las ranas, estaban muy atareadas haciéndose sus trajes, se hicieron unas gorritas con pétalos de rosas y unos collares de corales y caracolas y estaban muy guapas esperando que se reuniesen los caballeros, ellas estaban muy presumidas con sus trajes tan bonitos y decían, ¡que sorpresa se van a llevar los varones cuando nos vean!; pero ¡ay! la sorpresa se la llevaron ellas, pues los varones se habían hecho unos trajes maravillosos, el pantalón era de un color verde mar, hechos con hojas de los magnolios y las guerreras de pétalos de rosas muy encarnadas, hechura militar, y sus gorras eran una amapola que hacía juego con el color de la guerrera. Cuando llegaron a Palacio se quedaron los palaciegos atónitos de ver tanta elegancia en las familias ranas.
Hubo un gran refresco, música y baile, se oyeron los acordes un gran vals y entonces se oyó una vocecita que dijo ¡ay! este vals lo bailó mi mamá era… era… la barcarola. También hubo canto, un cuarteto cantó esta canción:

Cuando cantan las ranas
bailan los ranos
y tocan los palillos
los gusarapos

También un joven muy apuesto recitó este verso:

A las que están cantando
echarles rosas
porque se lo merecen
por buenas mozas.

Todos se divirtieron mucho y finalmente el Rey dispuso que todos cantasen el himno nacional, y todos cantaron hasta desternillarse.
Rra… rra… rra… rra… rra… gra… gra… gra… gra…

Se lo dedico este cuento, con todo mi cariño, a mis queridos nietos.
María Guindo 10/2/1969



Intentaré ver un capítulo entero de Bob Esponja, lo mismo me engancho y todo, igual que me pasó en su momento con los Teletubbies.

¿Por qué el otoño entristece?

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Imagen - Caen las hojas - autora: Luchy Polo
acuarela s/papel
Hay personas que dicen que el otoño es triste, gris, lleno de melancolía... Puedo entenderlo, porque suele coincidir con la vuelta a la normalidad después de las vacaciones, días que se acortan y los primeros vientos, fríos y lluvias. Dicho así puede dar pie a esas emociones de tristeza y melancolía.


Sin embargo el otoño realmente es la culminación de muchos ciclos vitales con la maduración de muchos frutos, como la castaña, las calabazas, los membrillos, los boniatos, las nueces, las avellanas… sigo? Muchos mamíferos empiezan sus paradas nupciales, otros tienen sus últimas camadas. ¡Caramba para ser tan triste el otoño, viene lleno de recursos…!


Los bosques se hacen jugosos, se hidratan y expelen un aroma especial que te incita a inspirar sus olores, a pasar la mano por las cortezas llenas de líquenes y musgos en pleno funcionamiento. A llenar la retina de amarillos, verdes, anaranjados, rojos y marrones. A pisar su almohadillado suelo, en donde poco a poco las hojas llenas de la energía acumulada por la insolación de la primavera y el verano, rinden homenaje a ese suelo que las acoge y con el que lentamente se fundirán, realimentándolo, nutriéndolo y preparándolo, para que sea rico en la próxima primavera.

El otoño para mi es libertad. Libertad de movimiento, no hace calor y sin embargo muchos días son tibios y dulces. Es la época en que más pateo el campo, que más salidas hacía de espeleología, que menos preocupaciones tenía (había terminado mi divertido y agotador, trabajo de verano, ya tenía recursos para el invierno y los exámenes aún quedaban lejos), cuando más salía con los amigos. Los humedales empiezan a ser interesantes… y como no… Vienen las grullas… Esas grullas que tantas satisfacciones nos han dado.

Ahora el otoño me trae la estampida sistemática de todos los turistas de verano en Allariz. El paseo de la Alameda y O Arnado y Acearrica a lo largo del río es sólo para mí, para mi disfrute, sus hojas, su humedad, sus colores, las piedras adquieren mayor profundidad y contraste.


Siempre que llega este momento, Clemente y yo nos miramos y nos reímos a carcajadas, recordando un final del verano con la casa llena de invitados, cada uno de su padre y de su madre, en el que las relaciones fueron difíciles, y cómo la meteorología se alió con nosotros como anfitriones y automáticamente las copiosas lluvias hicieron desaparecer hasta al más recalcitrante de los visitantes. Y nosotros sin saber qué pasaba, por qué nuestros desvelos no parecían gustar a nuestros invitados.



Y solos, paseando con Ardea, los dos nos preguntábamos qué había pasado, y de repente miramos a nuestro alrededor y luego nos miramos y dijimos ¡¡SOMOS FELICES!! nos encanta la lluvia, el otoño, el viento, ponernos las botas, la naturaleza , el sitio donde vivimos, nuestra casa eternamente por decorar y hacerla habitable… Siempre que llega esta época lo recordamos y nos entra la risa, esa risa de felicidad y de complicidad.
¡Que vengan muchos otoños... !


Por cierto,… nuestros visitantes volvieron otros años… distintos… de otra forma… habían resuelto sus problemas… Je, je y volvieron a estar muy a gusto, entre nosotros.


¿Os sigue pareciendo triste? No el otoño no es triste.

La Marmita de Poción Mágica

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Imagen - De trois higoux - autora: Luchy Polo
acuarela s/moleskine


Este verano nos hemos dejado caer por un parque temático en las proximidades de Paris. No, no es Eurodisney, es el Parque Axtérix, menos conocido y donde la temática gira en torno a la aldea gala, que resiste a los campamentos del ejercito romano que la rodean. Entre espléndidos bosques en la zona de Chantilly hemos disfrutado de un entorno natural y a la vez recreativo, muy cuidado, donde hemos interactuado con todos los personajes del comic Axtérix Obélix, Panorámix Idefix, Edadepiedrix….. Y esto me lleva a proponeros la lectura de este artículo:


La Marmita de Poción Mágica


Es cierto que en el desarrollo de las personas con algún tipo de discapacidad suelen existir unas necesidades sanitarias, psicosociales y adaptativas numerosas y, en algunos casos, muy exhaustivas. En el entorno familiar, éste hecho puede convertirse en un pozo infranqueable, un sumidero por donde se pierdan todos los recursos y energías. O bien, por el contrario, ser una fuente de creatividad capaz de diseñar una vida familiar plena y divertida y capaz igualmente de poner en un brete a los profesionales que utilizan los protocolos convencionales, como arma para protegerse de su falta de compromiso e imaginación.
El objetivo principal de las organizaciones para la discapacidad es recuperar esa normalización que es inherente por nacimiento y que socialmente y de forma reiterada se niega a las personas así consideradas, pero sobre todo, apoyar y reforzar a las familias para que sean las que procuren un entorno estable a la vez que diversificado, sincero, constructivo y luchador.
Actualmente, en ciertos colectivos, hay una diferencia muy clara de la situación que presentan los adultos a la de niños y jóvenes frente a su discapacidad. Los primeros han conseguido cierto grado de normalización, a través de las distintas experiencias vividas (muchas veces traumáticas), que les han hecho aprender y adaptarse. Los segundos, sin embargo, consiguen esa normalización a través de la toma de conciencia de su condición, por lo que van a desarrollar su vida con unas herramientas de partida que les facilitará la resolución de las distintas circunstancias que podrán surgir durante el transcurso de la misma.
Esta toma de conciencia es la única poción mágica existente, que emana de la marmita de la familia y de la que beberán los hijos para transitar por todos los caminos que deseen, con su discapacidad y, sobretodo, con sus capacidades.


Publicado el 19 de julio de 2009, en el diario La Región.

¿Y cuando migras tú?

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Imagen - Cigueños (detalle) - autora: Luchy Polo
acrílico s/papel


En esta época es normal ver bandos de cigüeñas de varios individuos, probablemente con vínculos familiares, en los prados y campos de cultivo.
También a los nidos ya abandonados sus últimos moradores hacen unas breves visitas, como para ver que todo queda en orden, las persianas medio bajadas, el gas desconectado y la llave bien echada. De alguna forma empiezan a reunirse para en poco tiempo empezar la vuelta a sus cuarteles de invierno en el África subsahariana, donde vivrán éste periodo. Hay un lugar especialmente importante de paso, que es toda la franja de Tarifa-Estrecho de Gibraltar donde al final del verano y principio del otoño empezará a haber un buen tráfico alado (que no tendrá necesidad de controladores aéreos), al igual que ocurre un poco más abajo a pie de asfalto con la vuelta de todas las personas de origen africano que viven y trabajan en Europa.

Nosotros los humanos, como siempre, contracorriente del calendario natural. Nuestras migraciones no se rigen por la mayor o menor inclinación de los rayos solares o por la variación de los campos magnéticos de la Tierra o por el momento idóneo para la obtención de alimentos. Más bien dependen del insulso calendario laboral o peor aún, del calendario político.

¡Buen viaje a todos!

Mermelada de mora

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Imagen -Etiqueta - autora: Luchy Polo
Tinta china s/papel


Finales de agosto, primeros de septiembre. Es otro momento que tengo insertado en el cerebro, cuando maduran las zarzamoras (Rubus fruticosus, L.1753). Perteneciente a la familia de las Rosaceae, se caracteriza por presentar simultáneamente las flores y los frutos, en forma de polidrupa, es decir, el fruto que vemos realmente está formado por varios frutos, unidos al mismo receptáculo, en distintos colores, correspondiente a los distintos estados de maduración verde, rojo y negro-morado. Las flores formadas por cinco sépalos y cinco pétalos se sitúan en las ramas nuevas a forma de ramillete, van del blanco al rosa en sus distintas intensidades.

Me vuelven loca y sacan de mí esa parte incontrolable que no puede parar a pesar de los aguijones a pesar de los arañazos, a pesar de los enjambres de abejas y avispas... bueno, más que a pesar, entrando en una competencia encarnizada. Es algo que mi familia acepta de forma cauta, los arrastro a los caminos a veces polvorientos y me da igual que quieran o no, en esto no soy nada asertiva, es mi momento salvaje, así que de forma resignada recogen los frutos y sujetan los botes o bolsas para que yo vaya echando los míos.

Lo que realmente me gusta, es pensar que disfrutan de ellas la fauna de la zona y viendo los precios que tienen las pequeñas terrinas en ciertos supermercados, pues….como que aprecio aún más que sea silvestre y pueda disponer de ella.

Esa es la parte actual; la parte histórica es la que corresponde a la sierra de Madrid, con el correspondiente vestidito de verano en las colonias de verano (campamento), recogiendo el preciado fruto de forma cómoda ya que mi vestido ese año tenía dos bolsillos en la falda, je, je un diseño muy bueno pesé yo. Llegué con los bolsillos como dos alforjas a la residencia. Lo que no sé es lo que pensó mi madre cuando al final del campamento llegó el vestido lleno de manchurrones morados de las moras que en lógico transporte habían sufrido un aplastamiento y como resultado del mismo habían empezado a destilar su dulce y bien coloreado jugo.


Creo que las manchas nunca pudieron quitarlas y recuerdo la petición de mi madre de utilizar una cesta o una bolsa para la próxima vez, mientras mi padre intentaba camuflar a duras penas, una risa que delataba el recuerdo de una situación similar en su infancia. Siempre que llega esta época me veo saltando de peña en peña por Guadarrama, con mis bolsillos llenos de moras, intentado no caerme para no perder la cosecha de ese día.

En mis correrías durante los estudios, la cosa fue peor porque el tema era ir por las paredes de piedras que delimitan las fincas cercanas al embalse del Vellón haciendo equilibrios, en uno de ellos me enganché en una zarza con tan mala pata que perdí el equilibrio y aunque no caí encima de la zarza si me la llevé en el salto y rasgó uno de mis gemelos…. Tengo una bonitas líneas paralelas blanquecinas que lo recorren a forma de estrías, je, je son las cicatrices de esa afición y siempre que las veo se me cruza esa sonrisa de sorna que dice “sarna con gusto no pica pero mortifica”.

Luego vino la etapa tranquila y programada, en la que el tema pasó a ser industrial, alguien dijo que tenía la receta de la mermelada y allí nos ves a todos los amigotes poniendo pingando la cocina, ya en Ourense, y dejando inutilizables los cacharros de cocina, para hacer unos cuantos botes de mermelada de mora que una vez fríos, a duras penas se podía comer por la dureza que imponían las semillas y su excesiva cocción.

Hoy mismo, en mi paseo matutino con Ardea, he descubierto una nueva zona y catado la primera del año, algo ácida por cierto.

En definitiva, para esta cosecha del 2010 ya tengo preparados los botes con asas y por supuesto, localizadas las mejores zarzas.

Quizás porque mi niñez sigue jugando en tu playa...

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Imagen - Luanco - autora: Luchy Polo

acuarela s/moleskine


Si es cierto quizás sea por eso o porque cuando estoy sumergida en el mar me hago consciente de la impronta, que tantas generaciones y generaciones de animales han dejado en el proceso evolutivo hasta llegar a mí y tengo la sensación que vuelvo al origen………. al origen de la vida……… al mar.


Si, es como cuando uno vuelve a casa siente esa seguridad de lo conocido. De peque no me hubiese importado tener branquias. Ahora más mayorcita mis baños son más cortos, aunque con esa sensación tan intensa de pertenencia a un medio que aparentemente es hostil para el género humano.



No puedo evitar una vez pasada la primera impresión por el cambio de temperatura, sumergirme lentamente y buceando mirar lo que hay a mi alrededor, tomar conciencia de lo que me rodea e hinchar bien los pulmones (bueno esto es en sentido figurado), después salgo sintiendo como el agua se escurre por mi cara y seguidamente vuelvo a entrar con el característico “golpe de riñón” para impulsarme hasta el fondo.


Son unos minutos que está claro, no puedo disimular, son míos y sólo míos! Y eso lo notan los que me rodean. Luego puedo volver con todos a jugar, a nadar, a husmear por las rocas, a pasear, al chiringuito, a lo que sea…. Pero ese contacto con el mar es vital para mí.


Estar en la superficie muchas veces es inquietante. Me siento más segura cuando mis oídos notan el cambio de presión y tienen que compensarla, los sonidos se ensordecen y la luz que se ve se tamiza a su paso por el medio líquido.


El efecto del agua marina, mas la brisa, mas el tacto de la arena, es el mejor lifting que conozco, ni cremas ni inventos ni nada, mi expresión se transforma se relaja y sale mi Yo. Je, je ¿tengo que vivir en el mar? Pues probablemente.

Hacía mucho tiempo que no dibujaba asuntos marinos. Lo solía hacer durante la carrera, cuando ilustraba los perfiles de la costa, con las distintas líneas donde se sitúan los organismos, apuntes rápidos con un sentido más de ubicación que artístico.

Este que os dejo hoy también es rápido y refleja sobre todo, el color de esas estructuras que por esta época se hacen sitio sobre la arena.

Prácticas de vuelo

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Imagen - Desplegando alas - autora: Luchy Polo
Aguada de tinta china sepia s/papel


Este año han vuelto a anidar las gaviotas argénteas (Larus argentatus, Pontoppidan, 1763) en la linterna de la iglesia de Santa María Nai en Ourense.

Allá por febrero, entre reunión y reunión de trabajo, presencié una de las cópulas y no puede más que advertir a una compañera que se estaba produciendo un acontecimiento que tendría consecuencias en los futuros meses.

Han nacido dos pollos y en estos momentos ya tienen un tamaño muy considerable. Los de este año se desenvuelven muy bien y saltan al tejado que hay inmediatamente debajo de la cornisa donde está el nido. Sin embargo, al contrario que el año pasado http://animalesreunidos.blogspot.com/2010/02/pero-que-haces-tu-aqui.html, no presentan ninguna dificultad para volver a su sitio. Es más, la inclinación del tejado la utilizan como rampa de despegue y aterrizaje, donde empiezan a realizar sus primeras prácticas de vuelo. Despliegan sus alas y las baten con fuerza repetidamente, luego se preparan y dando un saltito se mantienen en el aire unos segundos aterrizando un poco a plomo en el tejado, siempre bajo la atenta mirada de alguno de los adultos.

¡Qué difícil es dejar “volar” a los pollos!. Hay que observar y procurar no intervenir mucho.